Cuando la velocidad disminuye, la vida sigue. Sigue el aire fresco y el sonido de los pájaros entre la arboleda, el olor de la hierba recién cortada. Sigue el tintineo de las copas al brindar, el placer de saborear un plato exquisito. La increíble sensación de ver el atardecer de Ronda, de ASCARI, entre montañas, entre amigos.
La certeza de estar viviendo cada momento con los 5 sentidos.